Hasta hace poco tiempo, las marcas made in China eran sinónimo de mala calidad. Sin embargo, en los últimos años ha ocurrido un cambio interesante con respecto a la valoración de las mismas. Los comerciantes chinos están comenzando a cruzar sus fronteras con mejores productos. El objetivo es, sin lugar a dudas, posicionarse mejor en diferentes segmentos y quitarse la etiqueta que hasta ahora les había acompañado.